Bonos un camino resbaloso.



Dada la noticia que el gobierno colombiano el 01 de junio de 2020 emitió bonos globales por 2.500 millones de dólares en el mercado internacional a 11 y 31 años. Los bonos con vencimiento en 2031 están a una tasa de interés de 3,165 %, tasa cupón de 3,125 %. El bono con vencimiento en 2051 está a una tasa de interés de 4,202 %, tasa cupón de 4,125%.

Esto implica que la economía colombiana deberá crecer a una tasa superior a 4,202% cada año durante el periodo de vida de cada bono para así no tener que afectar otros rubros del presupuesto nacional.  Esto hace que realmente sea complejo la capacidad de pago de estos bonos dado que el PIB de Colombia creció en 3.3% promedio año en los últimos 30 años.  Es decir que Colombia tendría que mejorar su rendimiento económico para no impactar en el gasto social o de funcionamiento para poder pagar los intereses de deuda.

Por lo tanto, dada la situación y que no hay cavidad para aumento de impuesto o uso de herramientas monetarias, no hay más alternativa que usar los bonos como opción de obtener los recursos necesarios para salir de la crisis producida por el Cov-19. Pero es claro que, en el mediano plazo, el gobierno tendrá que disminuir su gasto de funcionamiento y obtener más recursos por medio de tributas. Todo esto con el fin de reducir el déficit y poder pagar el servicio de la deuda.

Flujos de capital externos insostenibles.


El flujo de capital son los movimientos de dinero con fines de inversión desde y hacia otros países. Esta definición está relacionada con la balanza de pagos, donde se registran las operaciones de un país con el resto del mundo. Colombia esta atrayendo estos flujos por medio endeudamiento externo,  lo que podrían tornarse insostenibles, en particular ante la ocurrencia de un choque externo negativo, en especial si una porción importante de ese endeudamiento tiene un perfil de corto plazo. Lo que en casos de una crisis la profundizaría, pues la fuga de estos dineros haría  que se depreciará la moneda local, reduciría la capacidad de fuentes de financiación del Estado, entre otros consecuencias macroeconómicas.

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